Problemas relacionados con las licencias de fuentes y cómo evitarlos.
El personal de diseño gráfico y otros miembros del equipo creativo suelen ser quienes más usan las fuentes en una marca. Por ello, también son los responsables de asegurarse de que se utilicen de acuerdo con su licencia.
Aunque a la mayoría de las personas que se dedican al diseño les encantan las fuentes, las licencias que rigen su uso no suelen comprenderse muy bien.
Sin embargo, como principales usuarios de fuentes, todo el personal creativo debe tener ciertas nociones de cómo funcionan sus licencias, cómo asegurarse de que se usan correctamente y cuáles son algunos de los problemas más comunes que se deben evitar. Esta información puede ayudarte a ahorrar tiempo y futuros quebraderos de cabeza (que pueden llegar a ser muy graves).
Introducción a las licencias de fuentes.
Las licencias de fuentes abarcan cuatro parámetros básicos con respecto al uso de fuentes:
- Qué: el peso y el estilo del tipo de letra
- Dónde: el lugar donde se va a usar la fuente (sitios web, anuncios digitales o materiales impresos)
- Quién: el número de veces que se puede instalar una fuente en un ordenador (es decir, el número de personas que pueden usarla)
- Cuánto: por ejemplo, las licencias de fuentes web indican el número de vistas de página incluidas, y las de aplicaciones y marketing digital cuentan con parámetros similares
Supuesto 1: compartir no siempre es vivir.
La generosidad es una virtud, pero instalar una fuente en más equipos de los que permite la licencia es un error habitual. Y ese límite se suele superar con creces.
Solución: consulta a la persona titular de la licencia de tu empresa para asegurarte de que todo el mundo sepa cuál es el límite. Si no lo tienes claro, envía un correo al proveedor para salir de dudas rápidamente.
Supuesto 2: Internet te atrapa.
Internet puede ser un entorno confuso y hacer que mezcles las licencias web y de anuncios digitales (o incluso las de escritorio y aplicaciones móviles) y muestres más impresiones de fuentes de las incluidas.
Solución: la organización y el etiquetado son clave para asegurar que los equipos creativos usen las fuentes correctas en el lugar idóneo; especialmente, si utilizas el mismo tipo de letra en distintas ubicaciones.
Supuesto 3: todo queda en familia.
Normalmente, cada licencia de fuente hace referencia a un peso y un estilo. Sin embargo, en ocasiones, los equipos creativos usan pesos o estilos de la misma familia para los que no tienen licencia.
Solución: obtener licencias de familias completas siempre es una opción (que, además, suele ser más rentable). Sin embargo, si ese no es el caso, es esencial que haya comunicación y se disponga de unas instrucciones de uso claras.
El tiempo juega en tu contra…
Resolver o evitar todos estos problemas puede consumir un tiempo muy valioso que podrías invertir en diseñar. En una encuesta que hemos hecho al personal creativo, el 48 % afirma dedicar ocho horas a la semana o más a tareas administrativas (es decir, labores no creativas).
Aquí tienes una serie de medidas que puedes tomar para superar estas situaciones y ahorrar tiempo y problemas a largo plazo.
Organiza la biblioteca de fuentes de tu empresa para que sea fácil encontrar lo que necesites.
Etiqueta todas las fuentes claramente, incluyendo la información sobre los parámetros que mencionábamos antes (qué, dónde y cuánto).
Comunica la política de uso de fuentes de tu empresa con frecuencia, sobre todo, a las nuevas incorporaciones.
Conoce a la persona encargada de adquirir licencias en tu organización, que tendrá todos los detalles que necesites.